Los Supersónicos es una de las series animadas más futuristas y divertidas que había en la década de los 60 en el siglo XX. Después de casi 60 años, muchas de las tecnologías que aparecían en esta caricatura se hicieron realidad, según ‘Cinemanía’.
Aunque ya han pasado casi seis décadas desde que se emitió el primer capítulo, la serie está más vigente que nunca.
Es que muchos de los objetos y situaciones mostrados en la historia de la familia Sónico, que aparecían en la serie que hoy son una realidad.
na de las formas de comunicación en la que se adelantaron los Súpersónicos fueron las videollamadas.
Ver en directo a la cara de la persona con la que estás hablando por teléfono a cientos y miles de kilómetros era una fantasía, un elemento que en la época de la pandemia se volvió una realidad cotidiana de los seres humanos alrededor del planeta, según el portal ‘Dinero Imagen’.
Estos son los elementos que aparecen en la serie Supersónicos que hoy son una realidad según el portal ‘Eres’.
En la serie aparecen robots que realizan labores domésticas, hecho que hoy es una realidad tangible o de aparatos tecnológicos con los que puede tener conversaciones como Alexa o Siri y tener una respuesta.
También aparecieron los televisores de pantalla plana o los relojes inteligentes en el que se puede acceder a todo tipos de programas además de dar la hora.
Otro de los elementos futuristas que hoy son una realidad, es la inteligencia artificial que los Súpersónicos tenían en la serie, en que algunos elementos estaban automatizados para que cumplieran con sus respectivas funciones.
En los aeropuertos y centros comerciales existen las escaleras eléctricas para facilitar la movilidad de las personas, para la época de la serie era algo futurista y de ciencia ficción.
Otro elemento que hoy es una realidad que aparecía en la serie como futurista es tocar instrumentos musicales para videojuegos, lo que hoy es una realidad, un ejemplo es Guitar Hero, en la que tiene instrumentos que simulan como si fueran un músico profesional.
Fuente: eleconomista.net